domingo, 27 de febrero de 2011

Matecentrismo agudo



Estábamos planeando los tres con las gaviotas, allá arriba, mientras el mate pasaba de mano en mano. Las mirabamos jugar con el viento en silencio, con los pies enterrados en la arena dorada.
De repente mi prima, concentrada, absorta, sin dejar de mirar el cielo, entre sorbo y sorbo de mate, dijo, casi diciéndose:

-Yo a veces me pregunto...la gente que no toma mate...qué hace?





viernes, 25 de febrero de 2011






"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. 
La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, 
sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día"

Eduardo Galeano, El libro de los abrazos




Comprendía cada día mejor, al recorrer la tierra griega, que la 
civilizaciòn griega no habìa caìdo del cielo, como una flor sobrenatural, sino que era un árbol que hincaba sus raíces en la tierra, que se nutria de barro y con el forjaba sus flores. Y cuanto mas barro devoraba, mas se modelaba y mas rica era su floración. La famosa simplicidad antigua, el equilibrio, la serenidad no eran las 
virtudes naturales, adquiridas sin esfuerzo, de una raza simple y equilibrada; era el premio de luchas difíciles, el botìn de combates cruentos y peligrosos.

La serenidad griega es muy compleja, trágica, es el equilibrtio de fuerzas salvajes que se combaten y que han logrado, luego de una lucha larga y penosa, reconciliarse. Para llegar asi a lo que un místico bizantino llama "la ausencia de esfuerzo", es decir, la cumbre del esfuerzo.




Niko Kazantzaki, Carta al Greco









domingo, 20 de febrero de 2011

Con la conciencia tranquila

En cuanto a frases como "no tener más guía, más juez que su conciencia", y, con su aprobación, vivir satisfecho y feliz, no olvidemos que la conciencia se acostumbra; y si hay un tipo de hombres terribles en la vida son los que han conseguido al mismo tiempo amaestrar su conciencia y no tener más juez que su conciencia.










Con la conciencia tranquila
Numerosos fueron los días en que confundí
simetría con equilibrio,
a lo opuesto llamé complementario,
y al parasitismo, simbiosis.
Interminables las tardes en que mezclé
frivolidad con alegría,
a la solemnidad llamé trascendencia,
y a la compraventa, altruismo.
Largas las noches en que barajé
la falta de compromiso con el vuelo libre,
lo que decía con lo que hacía, lo que hacía con lo que era,
la rabia con la justa indignación.
La vida entera se me ha pasado
llamando sentimientos a las palabras,
placer al ansia,
fatalidad a la cobardía.
(Y distracción a la irresponsabilidad,
tristeza a la autocompasión,
gusto por la soledad al miedo a ser descubierto.
Amor a la dependencia,
respeto a la indiferencia,
indiferencia al odio.)
Me rindo ante el dolor y lo llamo madurez,
lleno la hoja de palabras y lo llamo carta de amor,
me burlo y lo llamo inteligencia,
insulto y lo llamo cariño, nunca quise hacerte mal.
Lloro y digo que es cansancio, sólo un poco de cansancio,
que no me falta nada para ser feliz.
Felicidad no es más que el nombre de una adolescente, me repito,
confundiendo amargura con desprecio.
Duermo con la conciencia tranquila.
Sólo el cuerpo me despierta algunas madrugadas
con este dolor que combato con aspirinas.

Berna Wang, La mirada oblicua





Cada hombre puede verse hasta cierta hondura.
 Lo más impuro está más abajo.  Pero lo más puro también
.








Las fotos fueron tomadas en una muestra sobre el pensamiento de Carlos Vaz Ferreira en el Teatro Solís de Montevideo, Uruguay ("el Paisito", que dirìa Mario!); las citas presentes en éllas son de su autoría. 






viernes, 18 de febrero de 2011

Entre dos luces


Vigilo el ocaso, como si fuera un niño andando en bicicleta y yo tuviera miedo de que se caiga y se rompa.
Lo vigilo por si me llama?Por si se cansa?
Para què lo vigilo?Por ver si me sigue, si viene conmigo, escapando del horizonte?.
Acaso presencio un dìa que se va durmiendo como un gatito, tibio, enrollandose sobre sì mismo?Espero la noche?
(Y què hay entre el ocaso y la noche?. Còmo es que no tiene nombre esa zona lìmbica, ese dudar a ciegas, esa mariposa negra?)
Las nubes se deshilachan, cansadas. Teatro chino, el cielo a estar horas.
Los àrboles, lentos, se echan encima la oscuridad, como un poncho
Es un bostezo del Tiempo, este momento. Es el semen sobre la piel después del sexo



,.,.,.


(Tiempo despuès me entero de que Borges dice que "entre el alba y la noche hay un abismo" y que ese abismo, ese instante, esa mariposa negra se conoce en fotografía como "la hora mágica"...por si el éxtasis instrínseco no fuera suficiente!)




jueves, 17 de febrero de 2011

La maldiciòn de Hera


Zeus, al adoptar la forma de cisne y unirse a Leda, le dijo a Eco, una ninfa de la montaña:
—¡Por favor, Eco, evita que Hera me siga!
—¿Cómo?
—Háblale. Dile cualquier cosa. Cuéntale mentiras.
Eco, por tanto, le dijo a Hera que había visto salir a Zeus disfrazado de pájaro carpintero.
Hera, desde entonces, escuchó con atención todo ruido. Un día, la diosa oyó el sonido de un pájaro
carpintero, que golpeteaba el tronco de un árbol con el pico, y corrió para atraparlo. Pero resultó ser
un pájaro corriente, lo mismo que el siguiente que capturó.
Hera entonces sospechó que Eco le había tomado el pelo.
—Muy bien, niña —murmuró—. Te castigo a ser invisible para siempre y sólo podrás
repetir las palabras que digan los demás.

Robert Graves, Dioses y hèroes de la antigüa Grecia




La ilusiòn de la individualidad


(...)Existe la creencia convencional de que la democracia moderna ha alcanzado el verdadero individualismo al liberar al individuo de todos los vínculos exteriores. Nos sentimos orgullosos de no estar sujetos a ninguna autoridad externa, de ser libres de expresar nuestros pensamientos y emociones, y damos por supuesto que esta libertad garantiza nuestra individualidad. Pero el derecho de expresar nuestros pensamientos, sin embargo, tiene algún significado tan sólo si somos capaces de tener pensamientos propios.(...) 
La represión de los pensamientos espontáneos y, por lo tanto, del desarrollo de una personalidad genuina, empieza tempranamente; en realidad desde la iniciacion misma del aprendizaje del niño. (...)
Dentro de nuestra cultura, la educación conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de la espontaneidad y a la sustitución de los actos psíquicos originales por emociones, pensamientos y deseos impuestos desde fuera. (...)Y aquello que la educación no puede llegar a conseguir se cumple luego por medio de la presión social, ya que en nuestras sociedades se desaprueban, en general, las emociones. (...)
El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad desea únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear. El hombre moderno está dispuesto a enfrentar graves peligros para lograr los propósitos que se supone sean suyos, pero teme profundamente asumir el riesgo y la responsabilidad de forjarse sus propios fines





Erich Fromm, El miedo a la libertad
Fotografía de Chema Madoz

viernes, 11 de febrero de 2011

El Grandísimo Cronopio

Por el simple placer de pensar que tal vez alguien màs se acerque, por este medio, a este ejemplo de lo lùcido:


(son dos horitas. Valen cada segundo)

     
        


Entrevista a Julio Cortázar en el programa "A Fondo" de TVE de 1977.

lunes, 7 de febrero de 2011

Agua

(...)Tener tiempo, tal vez, para desenredar eso que decir como si fuera una larguìsima lengua de seda celeste que envuelve el cuerpo e ir atrayèndola despacio, y verla estirarse, desovillarse con el girar lento del cuerpo del otro y enrulando el aire que la rodea, helicoide doble y etèrea, la palabra y el aire. 
Decir sin decir, como si fuera intuitiva la comunicaciòn.
A veces desconfìo de las palabras. Me parece que tambièn se disfrazan, me parecen islas que emergen, y yo quiero hablar del mar. Yo quiero hablar del agua, del fondo, de lo que subyace, lo que conecta, del vaivèn musical de los peces en las entrañas del ocèano inmenso


.,.,.,

domingo, 6 de febrero de 2011

Lo difícil


YA ESTÁ

Ya poseemos
casi todo
lo que nos iba
a hacer felices.
Puede decirse
que lo hemos 
conseguido.
Ya está.
Ahora sólo
nos queda
comprobar
hasta qué punto
fuimos sinceros
con nosotros 
mismos.


Karmelo Iribarren, Serie B

Entrar. Abrir.






No basta abrir la ventana                    
para ver los campos y el río.
No es suficiente no estar ciego
para ver los árboles y las flores.
Tambien es necesario no tener ninguna filosofía.
Con filosofía no hay árboles: sólo hay ideas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como una cueva.
Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo allá afuera;
 y un sueño de lo que se podría ver si la ventana se abriese,
 que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana.

Alberto Caeiro
(heterònimo de Fernando Pessoa)

viernes, 4 de febrero de 2011

.


El rey


En las noches de los parques, desde las copas de los árboles, alguien grita. Cuando todos duermen y callan, y no se escucha nada más que los susurros de la brisa en el follaje, rompe el silencio este grito que suena como un alarido humano.
Es el grito de la noche del pavo real. 

Durante el día, el pavo real pasea sus resplandores. Arrastrando su larga cola de plumas, siempre vestido de fiesta, se pavonea el pavo. Cuando gira sobre sí mismo y despliega la cola, frondosa corona verdiazul, él vibra aplaudiéndose y el relampagueo de su belleza encanta a los caminantes y humilla a las otras aves. Las otras aves del parque, patos, ánades, cisnes, gansos, palomas, gaviotas, gallinas, gorriones, vuelan juntas o juntas caminan o navegan por el lago; juntas charlan, comen, duermen. Pero el pavo real vive sin nadie, lejos de los demás pavos reales, y con nadie se junta. A nadie mira el que nació para ser mirado y admirado. 
Cuando llega la noche, el público se va. El pavo real vuela hacia la alta rama de algún árbol vacío, y se echa a dormir. Solo.

Entonces, grita.







Eduardo Galeano, Bocas del tiempo


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martes, 1 de febrero de 2011

Caminos

Henri Matisse. Fotografía de Henri Cartier-Bresson
"Corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente"

Juan Gelman, prólogo a "Poemas de batalla", 1998, de Urondo



Como bola sin manija

puedo ir para un lado
puedo ir para otro lado
encontrar estuarios pálidos cisnes quietos
buques mansos que como a las nubes
me llevan de un lado para otro lado

puedo dar con lugares apacibles
o sombras excitantes
la primera piel de una mujer
el aroma de una mujer el sonido de una fiesta
puedo beber de cierto cuidado y enfermarme levemente
y sentir en las sábanas el olor del sol

puedo llegar a tener suerte en el juego y en la vida
puedo cambiar de vida y de nombre
puedo peinarme de otra manera
y vestir como nunca lo hice

puedo sorprender
ser irascible o piadoso
comprensivo con las mujeres
o despiadado con sus increíbles sentimientos

puedo como antaño volver a enamorarme
puedo padecer por un vago recuerdo
o tirar todo por la borda
o no soportar la memoria

–hoy te he recordado vagamente–

puedo reír y cantar
divertir a la gente
y esperar a que todos estén completamente locos
y ya no parezca tan divertido

puedo envejecer y enmudecer para siempre
y decir palabras sin mayor fundamento
puedo gozar de placeres fáciles y complicados

–eras alta antes de conocerte
y hoy no he recordado tu nombre
y pienso que otro día podré humillarlo–

puedo tener rasgos bondadosos
arranques de conmovedora caridad
puedo echarme a perder
o tener más hijos como si ofreciera
el más estupendo y bonito de los mundos posibles

puedo ambicionar una amplia fortuna
hasta puedo trabajar o pensar en el as de oro
o seducir a una adolescente frágil-como-un-pétalo-de-agosto

puedo hacer viajes exóticos morder la espesura de un follaje
jugar mi vida por unos diamantes impuros
o por lánguidos ojos saturados de sabiduría

puedo emborracharme aquí o en el extranjero
y caer exhausto en la turgencia de un muslo
o en el filo de una dudosa alcantarilla

puedo investigar o escribir luminosos párrafos
que abrirían por sí el futuro
puedo ser un intelectual responsable o desaprensivo
firmar o no firmar traicionar o jugar a la lealtad

puedo ser adorado
puedo ser odiado
tener amantes
distintas en su belleza singulares en sus caprichos
o no tener a nadie
y no guardar un solo recuerdo

puedo rechazar la ternura
o mendigarla como hace unas horas
puedo vivir alternativas viejas o recientes
fáciles y peligrosas

puedo elegir mi destino
aunque no sepa darle forma adecuada
ni por dónde empezar

puedo imaginar el tiempo que desconozco
luchar por esa o por otra dulce aspiración
puedo olvidar

–hoy no he podido recordar tu nombre–

de la memoria puedo imaginar las interminables apuestas
y sus mañas de vieja tramposa
puedo no pensar en que distribuye los signos
de ese futuro tangible y ajeno



Francisco "Paco" Urondo, "Nombres"


Poeta: del latin poēta, tomado del griego poiētēs: hacedor, creador. Derivado de poieō: "yo hago"


Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Joan Coromines