viernes, 14 de septiembre de 2012

azares


Hoy es siempre todavía
Antonio Machado


Caminé por debajo de los naranjos de Ciudadela
en verano
en otoño
en invierno
en primavera
por las nueve de la mañana y las dos de la tarde
            Caminé por la luz que se colaba
por las moreras de San Juan
las olas de Costa del este
las vías del tren rápido a Moreno
Caminé por las dudas y las noches abiertas
abierta a la noche con las dudas caminándome
por los años y las estructuras
las ideas, los miedos, las intrigas, los enojos,
las alegrías, las trampas, las respiraciones, las sensaciones, los recuerdos, la ternura, la certeza
y los patos que surcaban
todo el cielo y toda la tierra
-dentro de mi pecho, corazón de alelí-
y llegué hasta hoy
Hoy. 
Ese día que llevo tanto tiempo 
caminando

martes, 11 de septiembre de 2012

Habitados

Para Eva, 
por un reclamo y una charla al borde del agua


Fotografía de Aleksey Bedny

Pienso mucho en que la poesìa o la literatura (sí, pienso con "o", porque pensarlo con "y" me lleva muchíiiiiiiisimo más tiempo) no tienen que ver con algo que pasa, sino con una forma de mirarlo. El punto de vista, el microscòpico espacio del universo en que existimos, y la forma en que todo se ve desde ahì; la elecciòn del plano, ese ver las mil pelìculas en que se divide el aire. Y luego, la forma de describirlo...
 Pero es que la forma es apenas eso: una forma, una estructuraciòn, una serie màs o menos acertada de sìmbolos, sin embargo lo que es sigue siendo independientemente de que lo veamos o no, de modo que la poesìa y la literatura estàn en todo y en todos, todo el tiempo -incluso en el silencio deshabitado de un galpòn oscuro y hùmedo, en un pañal usado, en la espiral vibrante de chispazos de voz de un cable telefònico- sòlo que a veces hay gente que elige leerla y gente que no. Pero que està en todo, en todo.
Me emociona pensarlo; como un cascabel con una cintita azul.
Uno vive literatura, como querìa Octavio, y las letras nos traspasan, y las sombras de los pasos que pisamos se escurren, se adelgazan, se vuelven lìneas finitas que se acomodan en los renglones invisibles; y somos cuento, somos miles de cuentos, todo el tiempo, a cada segundo, en infinitas direcciones