viernes, 23 de diciembre de 2011




                       Dijo:
                                                   Comed, este es mi cuerpo.
                                                  Bebed, esta es mi sangre

                                                  Y se llenó su entorno por millares
                                                  de hienas,
                                                  de vampiros.




Angel González,  "De prosemas o menos"






viernes, 16 de diciembre de 2011

Poemas plagiados


"Hay algo particularmente hermoso y natural en la poesía que nace del lenguaje porque el lenguaje nunca se acaba; no hay que salir a buscar o a comprar sus elementos, como lo debe hacer el escultor o el pintor con sus materiales. Está allí, inacabable, siempre; nunca agotable"

Ivonne Bordelois, La palabra amenazada


El Bienaventurado


Por corregir los Diez Mandamientos.
Por embellecer a Poncio Pilato y ponerle una cinta al sombrero.
Por reemplumar y dorar el ala derecha del Ángel de la Guarda.
Por renovar el cielo, pintar y ajustar las estrellas y limpiar la Luna.
Por avivar las llamas del Purgatorio y restaurar almas.
Por volver a encender el fuego del infierno, poner una cola al Diablo,
componer una pezuña y hacer varias menudencias a los condenados.
Por poner un Cardenal y varios arañazos al hijo de Tobías y limpiar su
saco de viaje.
Por limpiar las orejas a la burra de Balán y herrarla.
Por remendar la camisa al hijo de Tobías.
Por poner una piedra nueva a la honda de David, manchar la cabeza
de Goliat y alargarle las piernas.


(Es el texto de la factura que un pintor conocido como Potriquín pasó al cura de Corullón – España – por restaurar santos e imágenes de la Iglesia de Villafranca del Bierzo en 1931 y por lo que cobró la suma de 314 pesetas.)
Fotografía de Chema Madoz


Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Poemas plagiados"





"Estos "Poemas plagiados" son una colección de sapos convertidos en príncipes, gracias a la mirada de un poeta. [...] Lo que Peicovich hace es transcribir genuinos poemas que ha encontrado, ya hechos, en los lugares más dispares. Proclama así que lo artístico acecha, más o menos patente, en lo escrito o lo dicho sin pretensión estética alguna. Y es que la poesía vive silvestre y muchas veces en los libros de versos es el único sitio en que no está”.

Del epílogo de José María Parreño






viernes, 9 de diciembre de 2011

Mundos

Si uno se pusiera a escribir todo lo que pasa en un segundo. Un solo segundo en este mundo de miles de millones de años. Uno solo. Podría volver a llenar la biblioteca de Alejandría.





La mosca de Toledo










jueves, 8 de diciembre de 2011

El otro yo

El del los alter ego es un tema muy tratado en la literatura en general. 
Nada nuevo traigo, es cierto, excepto que, como otras veces, hay momentos en que todos esos retazos que he leído o me han comentado respecto de un tema particular hicieran cita en mi sin que yo me de por enterada del todo, y así va una a atarse los cordones desprevenida y se encuentra con todas esas palabras de otro(s yo?ojalá!) mirándola con la curiosidad con que un niño mira una hormiga. Y se asombra, claro, porque una es muy distraída y no se había dado cuenta de que todas esas cosas eran lo mismo
Así que lo nuevo es que me sucede a mi, que después de todo no es algo que alguien más pueda decir en la historia de la humanidad en el mismo sentido en que yo lo digo...a menos que sea uno de mis otros yo, claro.


Una muy querida amiga les dice "sincronicidad" a estos momentos en que pareciera que todo nos hablara de un mismo tema. Yo los llamo coincidencias (soy muy poco original, a veces) o "convergencias". Incluso me siento crisol, de vez en cuando (un crisol muy risueño de serlo, eso sí), en que todos esos momentos se funden y exhalan sus vapores escenciales, que no es más que uno, el mismo. Siempre el mismo.
Como si fuera, de un tiempo a esta parte, época de decantación (como si existiera semajante cosa, primero, claro)
Así, un martes cualquiera me doy cuenta de que el de los alter ego es un tema que se me ha cruzado varias veces en el camino aunque con diferentes colores:


Lo aborda con tierna simpleza Benedetti en "El otro yo"


Borges en "Borges y yo"


Poe en "William Wilson"


el paradigmático y "Extraño caso del Dr. Jekyll  y Mr Hyde" de Stevenson


y "El doble" de Dostoievsky


Serrat y Tarrés lo cantan un poco


lo toca Dolina, con el histrionismo de siempre, en su cuento "Novia"


En diferentes sentidos, es cierto, pero aún así.
Incluso puede verse sin mucho esfuerzo (aunque sí es necesario llevar bajo el brazo alguna bonachona holgura conceptual) en infinidad de textos de Cortázar, tan hábil para traspasar en cualquier ochava las fronteras de la identidad hacia cualquier territorio; tan presto a preguntarla (pienso en "los amantes", curiosamente, aunque no es su texto más obvio en este aspecto, pero lo mismo pienso en eso), y tan de tantas maneras


Desdoblamiento, coexistencia, intercomunicación o soledad compartida...depende del caso
Polaridad, podríamos pensar (y mi amiga vendría a decirme que no existen los contrarios sino los complementarios, y yo pensaría en una soga con sus dos extremos y en todo lo que hemos hablado del tema desde tantos costados, y entendería lo que me dice y asentiría un poco). 


El tema del alter ego como una textualización (existe esa palabra?) de esa "vocecita interna" de la que tanto se habla, y la pregunta inevitable, la que esboza Borges magistralmente al final de "Borges y yo":
"No sé cuál de los dos escribe esta página"


Cuál de los dos?
Cuál de todos?
O todos?
Y a qué responde en todo caso la multiplicación, el desdoblamiento, la escisión (e inevitablemente, de nuevo: es natural?)?


Y, sobre todo...qué tienen en común todos los que soy?















domingo, 4 de diciembre de 2011

Fotografía de Chema Madoz















Un hombres se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, 
de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, 
de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara




 J.L. Borges, epílogo a "El hacedor"



domingo, 27 de noviembre de 2011

Bajar de noche, buscando el río.
El agua que corre como referencia.
Navegar por Granada de la mano,
entre la piedra y la palabra.
Detrás, los palacios:
los azahares abiertos de noches remotas,
naranjas color naranja
Delante, el camino:
Detalle de los azulejos de los Palacios Nazaríes
-y su luz en ese preci(o)so momento-
La Alhambra, Granada. Marzo de 2011
el azar abierto de días próximos,
los soles y sus edades

martes, 15 de noviembre de 2011

Artículos de lujo



Las ciudades prometen  trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama.
Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los
brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Eduardo Galeano, "Patas arriba. La escuela del mundo al revés"
















Quino

sábado, 5 de noviembre de 2011

Travesías

Una muy querida amiga me señalaba una vez que la palabra journey, del inglés, le agradaba particularmente porque podía implicar tan certeramente un viaje literal como uno metafórico, significante...


A todos los jóvenes con talento que van por ahí convencidos de que no tienen nada que hacer en el mundo, yo les diría: «Deja de intentar escribir y en cambio intenta no escribir. Sal al mundo, hazte pirata, rey en Borneo u obrero en la Rusia soviética; búscate una existencia en que la satisfacción de necesidades físicas elementales ocupe todas tus energías».(...) Creo que, al cabo de unos años de vivir así, el ex intelectual encontrará que, a pesar de sus esfuerzos, ya no puede contener el afán de escribir, y cuando llegue ese momento, lo que escriba ya no le parecerá tan fútil.

Bertrand Russell, “La conquista de la felicidad”



Apenas reflexionamos, meditamos y conceptuamos, la inconsciencia original se pierde y se interpone un pensamiento. Ya no comemos cuando estamos comiendo ni dormimos cuando estamos durmiendo. La flecha se desprende de la cuerda pero no se dirige rectamente hacia el blanco ni el blanco permanece donde está.  
El cálculo, que es por naturaleza erróneo, interviene, y toda la experiencia de la arquería misma toma el camino equivocado. La mente confusa del arquero se traiciona a  sí misma en todo sentido y en todos los planos de su actividad. 
El hombre es una flecha pensante pero sus más grandes obras sólo las realiza cuando no 
está pensando o calculando.
El arco y la flecha no son sino un mero pretexto para alcanzar algo que podría igualmente suceder sin ellos; son sólo el camino hacia una meta y no la meta misma; ayudan a lo sumo a dar el último paso, el  decisivo. 

Eugene Herrigel, en la introducción a  "el Zen y el arte de los arqueros japoneses"




Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa. 

José Saramago,  "La caverna" 



jueves, 20 de octubre de 2011

Co-incidencias

Alguna vez descubrí que existe un principio de la física que se llama Principio de incertidumbre o de indeterminación de Heisenberg, que dice, simplificado hasta la vergüenza, que para la física clásica es imposible determinar con exactitud dos variables de un mismo objeto (pongamos por caso, fuerza y velocidad con que se mueve una partícula), porque al medir una inevitablemente, aunque sea en una medida ínfima, modificamos la otra. 
Esto establece el límite hasta el cual los conceptos de la física clásica (es decir, la idea de la exactitud de una medición de, por ejemplo, la velocidad de una partícula) son aplicables, y dónde entran a regir los de la física cuántica, que sí toma este principio de indeterminación (es decir, esta suerte de  "margen de error") como parte de su corpus

Hay gente que usa casi negligentemente cualquier cosa para pensar cualquier otra cosa...yo me incluyo entre ellos. Me incluyo entre los que ignoran absolutamente todo de física (las ciencias exactas, entre la gran mayoría de las cosas, jamás fueron lo mío), pero que utilizan algunas nociones de su corpus casi involuntariamente para mirar algunas otras cosas del mundo...
Y entonces, cada vez que lo recuerdo pienso que el "Principio de incertidumbre" traducido al mundo de los legos es, de alguna manera, lo mismo que decir (descuidada y conveniente transliteración mediante; conste en actas) que en antropología, por ejemplo, el observador no puede hacer un estudio de campo sin influir en la comunidad a la que estudia. O decir que nadie puede ser inmune ni estéril en un intercambio con un otro: estar en este mundo modifica al resto de los seres humanos, para bien y para mal
Cómo lo hacemos...eso ya es otro tema.










 "...es posible ver sin ser visto pero no es posible tocar sin al mismo tiempo ser tocado.
Uno nunca sale intacto de ningún contacto."


  
Denis Hollier, "La política de la prosa: ensayo sobre Sartre"





miércoles, 5 de octubre de 2011

Ella me preguntó por qué sería que la palabra "dicha" y la palabra "felicidad" eran sinónimos. Si no sería justamente porque la palabra dicha, el acto mismo de decir con verdad (de nombrar las cosas, de habitarlas de ese modo, de dejarnos habitar por los fonemas y sus profundidades), era un modo de sentir los pies desnudos sobre la tierra negra







Derecho al delirio

lunes, 19 de septiembre de 2011

"To see the world in a grain of sand"

William Blake, Auguries of innocence

Vía Láctea

martes, 13 de septiembre de 2011

Signos





Esta alambrada
de tres hilos me cerca
lo inmensurable







"De fácil alma", Fortunato E. Nari

viernes, 9 de septiembre de 2011

Hilos



La inconexión es el aniquilamiento
José Ortega y Gasset, "Meditaciones del Quijote"



El hilo que enhebra "Babel" es lo que la sostiene erguida. 
Es gracioso porque lo pienso e inmediatamente me figuro a la torre del mito/alegoría como un altísimo edificio de tela sostenido por hilos de tanza, como una enorme marioneta endeble o una escenografía, y me gusta todavía más. 
Y es un hilo que traspasa muchas capas, como un parto circular.
Y ya que la torre era -dicenquedicen- circular, me da más risa mi idea. Como un laberinto cretense vertical, helicoide volátil e infinita (cómo me gusta enredarme en las palabras, no hay caso...)


Amo los buenos títulos. Una buena película, un buen libro, una buena foto, una buena obra, en general -dentro de mi particularidad- se hunde, emerge de un buen título. No es que sea excluyente, pero es lo que  hace que la boca quede benditamente abierta para que escape el aire del asombro ante la genialidad de una síntesis exacta; un título como la latencia de una supernova, como el primer segundo, o el último, de la explosión.
Un título que a la vez completa y resume, encripta y abre; bisela. Como una flecha-búmeran  (...que sería un invento muy poco afortunado, ahora que lo pienso. Menos mal que no se me dio por el armamentismo: crearía batallones de incautos suicidas y me quedaría sin trabajo enseguida)

La obvia incomunicación (en el universo privado, de lo que hablamos realmente cuando hablamos de soledad)  a la que el título acude en un quiebre del sentido de los lenguajes, de los diferentes lenguajes (uno visual, uno táctil, por qué no), de las distancias, de los idiomas, de los espacios, de la cercanía, de la pertenencia, lo conocido, lo callado, lo aparente, es el hilo. Un quiebre de sentido que expone la médula: la soledad. La voz estéril.
Un hilo que luego se tensa y deja caer la escenografía, tal vez, en algún caso, para reconocer ese centro que, como todo, no tiene un fin unívoco: es el uso elegido (enseñado, creído, aceptado sin más?) que damos a algo determinado lo que determina, en fin, su finalidad (...no hay caso....)

"Babel" es un nombre insuperable para la película muy ídem que con tan poca elocuencia pero con mucho énfasis, recomiendo.
Lamentablemente no pude encontrarla subtitulada (nunca me gustaron mucho los doblajes), pero aquí queda el trailer en castellano










domingo, 4 de septiembre de 2011

Cambios





A veces pienso incluso que la historia universal sucede a no más de veinte metros de cada uno. Y que es ahí, en ese breve territorio, donde puedo intentar alguna cosa




Luis Gruss en la revista Latido, nº 6, "Cambiar de vida"





martes, 23 de agosto de 2011

Distancias

Vivían en un departamento, primer piso, izquierda, subiendo una escalera bordó que siempre estaba fría, en un inmenso conglomerado de cemento en donde el sol se ponía a las 4 pm si sólo tenían ventana al patio interno. Desde una ventana se veía el estacionamiento, del otro lado, la plaza, sin un granito de arena ni un árbol. Aprendieron a matar a cuanto alien de Ben10 encontraran en la tele antes de saber qué era que un amiguito los viniera a buscar para salir a jugar.

Hace dos años se mudaron a Barreal, un pueblito en la provincia argentina de San Juan, a más de 1100 km de donde vivían.
Hace mucho menos que eso ella me contó que se mudaron varios chicos cerca de su casa, de mas o menos la edad de sus hijos: ahora son siete y parecen un malón miniatura corriendo por las calles de tierra, cruzando alambradas y haciéndose "patita" para trepar a los árboles. Y también me contó que un día de esos todos se disfrazaron de superhéroes y fueron, casa por casa, golpeando las puertas para preguntar si alguien necesitaba ayuda.




sábado, 20 de agosto de 2011

Hasta cuándo?


La mentalidad científica quiere que todo tenga explicación, incluso lo maravilloso. Qué le vamos a hacer tal vez sea así; pero entonces, apenas se acepta resignadamente esta supuesta conquista total de la realidad, lo maravilloso vuelve desde pequeñas cosas, lo insólito resbala como una gota de agua a lo largo de una copa de cristal, y quienes merecen el comercio con esas mínimas presencias olvidan la sapiencia y la conciencia y la ciencia para pasarse a otro lado y hacer cosas como por ejemplo escuchar la tos de una señora alemana. En 1947, poco después del fin de la guerra, Wilhelm Furtwängler dirigió un concierto entre las ruinas de una Alemania derrotada, que la mayoría de sus vencedores empezaban a rehabilitar al oeste después de haberla repudiado al este. También Furtwängler había sido repudiado en un principio por su condescendencia frente a la me(ga)lomanía de Adolfo Hitler, tras de lo cual parecía de buen tono rehabilitarlo; así terminan muchas guerras, lo cual explica que un tiempo después vuelvan a desatarse, pero no es de eso que vamos a hablar sino del concierto en el que Yehudi Menuhin, invitado por las fuerzas de ocupación, tocó esa noche el “Concierto en Re” de Beethoven que el ilustre Furtwängler sacaba una vez más de su jaula para mostrar lo que era capaz de hacer con ése imperecedero leopardo de la música. La RIAS (sigla de la radio alemana) difundió el concierto y además lo grabó con los medios técnicos disponibles en ese momento, que no eran muchos. La grabación (¿disco, alambre, cinta magnetofónica?) quedó en los archivos hasta que el otro día, más de treinta años después, fue prestada a la radio francesa que la prestó a su vez a mi receptor sintonizado en France?Musique. Un argentino en París escuchó así a una orquesta alemana y a un violinista judío que tocaban bajo la batuta de un muerto; todo eso, que hubiera sido perfectamente incomprensible hace menos de un siglo, formaba y forma parte de lo ordinario, de lo que la ciencia explica a los niños en las escuelas; todo eso era cotidiano, simplemente apretar unos botones e instalarse en un sillón.
Tal vez Menuhin no tocó jamás el concierto de Beethoven como esa noche; le sobraban razones para hacerlo tan prodigiosamente en el mismo lugar donde habían sido exterminados siete millones de judíos y donde acaso algunos de sus exterminadores se sentaban en las plateas del teatro y lo aplaudían frenéticamente. Del concierto en sí, de su Intérprete y de su director, solo puede hablarse con admiración, pero no es de eso que hablamos sino de ese instante, creo que en el segundo movimiento, en que un “pianissimo” de la orquesta dejó pasar una tos, un solo golpe seco y claro de tos que no habría de repetirse, una tos de mujer, la tos de una señora que cualquier cálculo de probabilidades definiría como la tos de una señora alemana.
Durante más de treinta años esa pequeña tos anónima había dormido en los archivos de la radio; ahora reiteraba su diminuto fantasma en millares de oídos que escuchaban un concierto en otro tiempo y otro espacio. Imposible saber quien tosió así esa noche; ninguna ciencia, ningún caballero Dupin podría rastrear su origen. Sin la menor importancia, sin la más pequeña significación, esa tos se repitió multiplicada por infinitos altavoces para recaer instantáneamente en la nada; pero alguien que acaso nació para medir cosas así con más fuerza que las grandes y duraderas cosas, oyó esa tos y algo supo en él que lo maravilloso no habla muerto, que bastaba vivir porosamente abierto a todo lo que habita y alienta entre lo concreto y lo definible para resbalar a otro lado donde de pronto, en la enorme masa catedralicia de un concierto beethoveniano, la breve tos de una señora alemana era un puente y un signo y una llamada. ¿Quién fue esa mujer, dónde se sentó esa noche, está aún viva en alguna parte del mundo? ¿Por qué esa tos hace nacer estas líneas en otro tiempo, bajo otro cielo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que lo maravilloso no es más que uno de los juegos de la ilusión?
Fotografía de Chema Madoz






"La tos de una señora alemana", Julio Cortázar, Diario Clarín del  7/06/1979

viernes, 15 de julio de 2011

"Cómo fotografiar un hueso"

Me llega un mail con la nota. 
"Yo no sé si tendrìa los huevos para fotografiar como ella", me dice. Frunzo el ceño porque sé que la persona que me envía el mail no sòlo tiene "los huevos" sino todo el corazón, en todo. Y eso también se ve en sus fotos. Pero bueno, qué sabe uno de lo que sabe, me digo
Fotografía de Adriana Lestido
Luego, leo
Luego, entiendo
Luego me dan ganas de aplaudir. 
Pero mejor sonrío y pienso y comparto, que tal vez sea un poco màs productivo:


-Uno no es una máquina -explica-. Antes de hacer algo, uno está obligado a preguntarse: ¿Para qué lo hago? ¿Para estar en el candelero? ¿Para hacer una muestra por año? ¿Para que no se olviden de mí? ¿O se trata de una necesidad vital, evolutiva? Yo estoy todo el tiempo en frecuencia creativa, pero por ahí paso mucho tiempo sin hacer una foto. Y no me preocupa. No soporto la pregunta "¿en qué proyecto andás?".
          Lestido resopla.

-Y yo no ando en nada, qué sé yo: estoy mirando el amanecer. Y la verdad que eso me alimenta más que montar una escena de creación sólo para que se suponga que estoy haciendo algo. Frente a tanta imagen y tanta nadería, prefiero preguntarme: ¿Llego al hueso con lo que estoy haciendo? ¿Me transforma lo que hago? ¿Podría vivir sin hacer lo que hago? ¿Entonces para qué lo hago? ¿Puede transformar al otro lo que hago? ¿Puede sentir propias las imágenes? ¿Le da ganas de hacer fotos? Ése es el compromiso que uno debe asumir.
-El compromiso del arte entonces es con uno mismo.
-Sí. Hay una malversación del concepto de arte y de compromiso. Creo que el compromiso tiene que existir, pero con uno. Uno tiene que saber detenerse. Todo es cuestión de parar, vaciarse y hacer espacio para llegar al hueso. La creación para mí es eso: espacio y limpieza. Para mí no existe la página en blanco: la página está llena de cosas y tengo que depurar para poder conectarme. Yo me conecto desde el vacío y eso lleva muchísimo trabajo.


Adriana Lestido en una bellísima nota de Josefina Lecitra en el diario La naciòn del 24-06-2011

Fotografía perteneciente a la serie "Madres e Hijas" (1995-1999) de Adriana Lestido

viernes, 8 de julio de 2011

Esa batalla

Pocas cosas quedan de esos tiempos (breves y lentos, como casi todos los vértigos cuando se los mira pasado el temblor; como un paréntesis): el recuerdo de un muchacho del que me gustaban hasta los agujeritos de su camiseta, un patio con hormigas negras, la sensación de sentirme adulta e intrusa en cualquier rincón de la facultad, como si ellos no supieran que yo no tenìa nada que hacer ahí y, sin embargo, ahí estaba. Un aula muy pequeña, las once de una noche pesada, una ventana abierta y la lluvia que se mezcla con el humo de los cigarros. Abelardo y Eloísa. El bar de enfrente; aprender a tomar "una lágrima". La transfiguración de la palabra "compañeros" en 20 cosas distintas en menos de dos horas -inocencia, malicia, estupidez o vagancia mediante-. El concepto de "cristalización de la realidad". La emoción de ver a la gente discutir apasionadamente sobre los fundamentos del Ser en los pasillos de un jueves cualquiera ("cómo nadie me había dicho que este mudo también existe?")
Y, hoy, Gregorio de Nisa (por qué será que me acuerdo ahora de ésto?): su idea de el hombre como límite entre lo terrenal y lo divino, entre lo temporal y lo eterno; habitando un territorio que le es propio y que ningún otro ser en el universo comparte. Descubrir la idea del hombre como espacio, como frontera. Que haya una forma de entendernos donde se nos de ser apenas un límite. 
Y la fascinación de pensar que en ese límite (ese espacio, esa línea tan inmensa que si uno la mira desde el centro mismo sólo alcanza a ver horizontes) se desarrolle todo


Esa batalla


Niños jugando en las ruinas. Sevilla, España, 1933
 Henri Cartier-Bresson
¿Cómo compaginar
la aniquiladora
idea de la muerte
con ese incontenible
afán de vida?

¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?

¿cómo desactivar la lápida con el sembradío?

¿la guadaña
con el clavel?

¿será que el hombre es eso?

¿esa batalla?


Mario Benedetti

jueves, 30 de junio de 2011

Envidia

Alguien, en algún lugar del mundo, en algún oscuro y deshabitado sótano de museo -digo yo-, o en un salón blanco de sombras filosas,  tiene acceso a esta fotografía:


Autorretrato con hermana-1938. Annemarie Heinrich

Gracias a la vida por Internet y los libros que nos dejan gozarla lo mismo; sino rompería el 10º mandamiento con mucha alegría

martes, 14 de junio de 2011

Mapa del tiempo



Hace unos cuatro mil quinientos millones de años, año más, año menos, una estrella enana 
escupió un planeta, que actualmente responde al nombre de Tierra. 
Hace unos cuatro mil doscientos millones de años, la primera célula bebió el caldo del mar, 
y le gustó, y se duplicó para tener a quién convidar el trago. 
Hace unos cuatro millones y pico de años, la mujer y el hombre, casi monos todavía, se 
alzaron sobre sus patas y se abrazaron, y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse, 
cara a cara, mientras estaban en eso. 
Hace unos cuatrocientos cincuenta mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y 
encendieron el primer fuego, que los ayudó a pelear contra el miedo y el frío. 
Hace unos trescientos mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras, y 
creyeron que podían entenderse. 
Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando 
palabras. 





Eduardo Galeano, Bocas del tiempo



viernes, 3 de junio de 2011


Luego de que Soler Serrano recita varios fragmentos de sus "Fragmentos de un evangelio apócrifo", dice el Viejo (no se ofendan, que si él ya no puede -ni mucho menos debe-, no tiene mucho sentido), en el minuto 59 de esa genial entrevista en el programa "A fondo" de la TVE en 1976sonriendo maravillosamente:


-Creo que no estoy del todo de acuerdo con este escritor sudamericano. Se ha equivocado varias veces, ya, en el curso de una página.


A mi, sencillamente me parece digno de ser leído. 
(tendría que existir una palabra más honda que "leer" para el acto de leer, no?)





Fragmentos de un evangelio apócrifo

3. Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra.
4. Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto.
5. Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria.
6. No basta ser el último para ser alguna vez el primero.
7. Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen.
8. Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a si mismo. Bienaventurados los mansos, porque no condescienden a la discordia.
10. Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.
11. Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha esta en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio.
12. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios.
13. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano.
14. Nadie es la sal de la tierra, nadie, en algún momento de su vida, no lo es.
15. Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea. Dios la verá.
16. No hay mandamiento que no pueda ser infringido, y también los que digo y los que los profetas dijeron.
17. El que matare por la causa de la justicia, o por la causa que el cree justa, no tiene culpa.
18. Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos.
19. No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.
20. Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide.
24. No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces. 
25. No jures, porque todo juramento es un énfasis.
26. Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.
27. Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón.
28. Hacer el bien a tu enemigo puede ser obra de justicia y no es arduo; amarlo, tarea de ángeles y no de hombres.
29. Hacer el bien a tu enemigo es el mejor modo de complacer tu vanidad.
30. No acumules oro en la tierra, porque el oro es padre del ocio, y este, de la tristeza y del tedio.
31. Piensa que los otros son justos o lo serán, y si no es así, no es tuyo el error.
32. Dios es mas generoso que los hombres y los medirá con otra medida.
33. Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.
34. Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar . . .
39. La puerta es la que elige, no el hombre.
40. No juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras; pueden ser peores o mejores.
41. Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena...
47. Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia.
48. Felices los valientes, los que aceptan con animo parejo la derrota o las palmas.
49. Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días.
50. Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.
51. Felices los felices.

Jorge Luis Borges, "Elogio de la sombra"