martes, 31 de mayo de 2011

El llamado de la sangre


Volvíamos, y yo le decía que lo que más me gustaba del candombe era el ambiente. Ella me miró torcido, como diciendo "qué estás diciendo?".
-Sí, el ambiente, no me mires así. A mi qué me importa que un par de tipos fumen
porro, que otros tomen cerveza hasta caerse, que haya gente en cuero si cuando alguien te lleva por delante o te pisa sin querer te pide disculpas, a diferencia de "la buena gente" que camina por el centro?. Qué me importa, si nadie se mete con nadie y todos estamos con todos, si pasás por al lado de alguien que está parado porque no puede más y te arenga para que sigas bailando por los dos como si fueras su hermana?. A mi qué me importa todo lo demás, si te comunicás con la gente mediante sonrisas, si los que bailamos nos miramos y sonreímos (los de las comparsas a la gente, la gente del público a los de las comparsas, y todos los locos que vamos bailando detrás, entre nosotros, porque nos reconocemos ahí, alegres, vivos, celebrando)?. Qué me importa cualquier otra cosa, si se da todo eso?.
Habría que ver de qué hablamos cuando hablamos de buen ambiente y mal ambiente, entonces. Yo prefiero ese. Ese de la alegría porque sí, porque se puede; el del respeto, de la fraternidad sana, palpitante.

Ese donde una mujer desconocida agarra a mi tía de la mano porque la ve muy quietita y camina  bailando con ella así una cuadra. 
Ese donde bailo con un muchacho porque viene bailando delante mío, detrás de la última cuerda de tamboriles que suena en todo el mundo (o así parece)  y en un momento se da vuelta, nos sonreímos, nos aplaudimos y bailamos juntos porque por qué no, y compartimos el agua que vengo tomando y nos perdemos porque cada uno se deja llevar, y nos encontramos un rato después por lo mismo y nos saludamos como si nos conociéramos de toda la vida e hiciera mucho tiempo que nos vemos, y nos decimos "dale, dale que es la última!!!" cuando el otro afloja, como si se fuera a acabar el Tiempo cuando termine de repicar el último tamboril.
Ese ida y vuelta donde, ya habiendo terminado una de las comparsas, paso por al lado del micro donde descansan y aplaudo al tamborero que se asoma por la ventana y él me saluda con una sonrisa; y a los 10 minutos es él quien me aplaude a mi, que vuelvo a pasar bailando detrás de otra comparsa
Qué me importa cualquier otra cosa, si se da todo eso?.
Si en la última cuadra parece que explotaran los parches y los corazones porque los que tocan dejan todo
ahí pese a todo el cansancio y las manos con ampollas y la sangre en los parches; el cierre como resumen, como una supernova rabiosa de luz mientras un viento enorme sopla de repente y la gente grita a su compás y levanta las manos instintiva y maravillosamente para sentirlo pasar.


Si hay que tocar hasta que las chicas dejen de bailar, y las chicas no dejan de bailar mientras alguien toque y no dejan de sonreír  nunca porque la música les pinta la cara; las chicas se mueven mientras la gente festeje  y les diga "mueva, mueva!", las chicas que parece que se alimentan de la alegría de la gente, que podrían bailar hasta desfallecer y casi lo hacen. Pero hay que terminar y se termina, y se apoyan los tamboriles y se levantan los abrazos, las felicitaciones y las felicidades mientras la gente, alrededor, abraza con aplausos, con gritos, con silbidos a esos marcapasos andantes que los han mantenido vivos hasta casi caer muertos todo lo que duró el ritmo

 Si volví con el mismo nombre y las mismas personas con que fui, pero volví repleta de otros de los que no sé nombres, edades ni nada que se le parezca; sólo sé como sonríen, como miran cuando suena el tamboril, el llamado de la sangre caliente que golpea el cuero, y es todo lo que importa.
Eso es lo que me gusta del candombe





Todas las fotografías fueron tomadas por los autores del blog durante las Segundas Llamadas de San Telmo, el 1º de diciembre de 2008, y un toque en la ciudad de La Plata en diciembre de 2009.
A los compatriotas que valiente y apasionadamente tocan y bailan y sienten este ritmo de este lado del charco, mi eterno agradecimiento, mi alegría y mi respeto. Pero...debo decir...no hay candombe como el del Paisito!!!!

(Suban el volumen. Si ahí por el minuto 2 no se pueden quedar quietos, muchachos, es que en algún lugar hay sangre charrúa!)

viernes, 13 de mayo de 2011

Sospechas

Ella me dijo relajada "ojalá te ames lo suficiente como para que todo lo que merecés venga a vos"
-Y qué tiene que ver cuánto me ame con que lo que yo merezco venga o no venga  mi?. Acaso es mi amor propio una especie de imán que va a atraer todas esas cosas?. Y quién decide qué es "lo que merezco" y qué no lo es?, pregunté como una saeta, casi enojada 
Ella, calma, sabia, me dijo (no-sic):
-No te hablo de esoterismo ni de una cuestión hermética. Te hablo de algo más simple: uno siempre irá a buscar aquello que cree merecer. Lo que cree merecer tiene base en lo que cree que puede conseguir. Y lo que cree que puede conseguir no depende de nada más que de aquello que cree de sí mismo, de cuánto se ame(1)





¿Quién hace estos cambios?
Disparo una flecha a la derecha
Cae a la izquierda.
Cabalgo tras de un venado y me encuentro
perseguido por un cerdo.
Conspiro para conseguir lo que quiero
Y termino en la cárcel.
Cavo fosas para atrapar a otros
y me caigo en ellas.

Debo sospechar
de lo que quiero

Yalal ud-Din Rumi

Traduccion del inglés de
Ruth Terrones y de Ali Bahman



(1)-Difícil concepto. Tal vez Fromm ayude un poco, en el punto "d", sobre todo

domingo, 8 de mayo de 2011

Una noción de eternidad

Inmortalidad de la nada

Todo lo consumado en el amor
no será nunca gesta de gusanos.

Los despojos del mar roen apenas
los ojos que jamás
-porque te vieron-,
jamás
se comerá la tierra al fin del todo.

Yo he devorado tú
me has devorado
en un único incendio.

Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene que temer del tiempo.



Angel González, "Muestra, corregida y aumentada, de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes 
sentimentales que habitualmente comportan"





:)

viernes, 6 de mayo de 2011


Él sonrió y me explicó: “Un sabio griego, hace muchos años, observó que la misma estaca, a la misma hora del día, proyectaba sombras de diferente longitud en lugares también distintos. Ese detalle le bastó para sostener que la Tierra es redonda.
Ocurre algo parecido con el amor. Pasiones gemelas, atraccciones iguales, proyectan sombras diferentes en cada día que se disfrutan. El amor no es dos veces el mismo. Esto demuestra que es esférico; que no existe el abismo final de los mundos planos. Podemos recorrerlo una vez, y otra, y otra. Y, si lo recorremos mucho, todo lo que vamos a conseguir es regresar al punto de partida. Después de una larga jornada, amar de nuevo como amamos en un tiempo tan pretérito que ni siquiera lo recordamos.
El destino es caminar sobre la piel del amor, proyectar en ella nuestra sombra, cada vez distinta. Y disfrutar de cada dibujo.”

Berna Wang, La mirada oblicua














jueves, 5 de mayo de 2011

Sonriente, cansada, me abrazó:
-Por fin una buena noticia!, me dijo
-Buenas noticias hay muchas. Más de las que parecen. Tu respiración acariciando mi hombro ahora es una buena noticia





Sin jactancias


La pura verdad

Si ustedes lo permiten
prefiero seguir viviendo

Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:

siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.

Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.

Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,

un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.

Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.

Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.

No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.

La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:

sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.

Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.

Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida

Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.

Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme

Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco


Paco Urondo

domingo, 1 de mayo de 2011

Esa sutil diferencia



Decirle a mi hermana que ojalá pudiera comunicarle la alegrìa que me provoca estar en Madrid y no estar perdida, aunque no tenga idea de hacia dónde voy.
Esa sutil diferencia, que es un mundo