viernes, 8 de abril de 2011

Deglución


¿cómo nombrar con esta boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con
                                                                        esta 
sola boca?*















Uno no puede ser muy objetivo cuando el referente es muy próximo...yo no puedo. 
Intenté de todos modos abstraerme de lo suave, de lo interno, de lo que se va para adentro, de lo que es absorbido o lamido por tu ojo y empecé por afuera. 
La masa de pestañas superiores ganó el territorio. Inmediatamente tracé una linea diagonal casi desde el ángulo inferior izquierdo, unos milímetros mas arriba. Pasando casi por el centro de la pupila, y levemente curvando mi ojo terminé unos milímetros por debajo del ángulo superior derecho. Seguí mirando la imagen por afuera...no entré hasta la retina (aunque pensé en la inversión de las proyecciones), me quedé en la flor marrón del iris con su centro negro de estambres y polen que se esparce y queda retenido en las pestañas...pelos duros como alambres....pelos como los de las plantas carnívoras...porque no es rimel lo que hay atrapado entre sus cientos de pelos, son restos....el ojo come al mundo y en las anchas líneas mojadas que limitan lo limpio, lo interno, lo puro, de lo externo, lo artificial, lo que puede tocarse, la coraza, la cascara del cuerpo; en esas anchas líneas limpias no quedan restos de la deglución de la mirada. 
La flor permanece inmutable, fija en su latido atrae al mundo, el mundo entra, y es fagocitado. Y pensé en ese punto que es el ojo, esa construcción que es la mirada, todo, todo eso que está por fuera, lo que es reflejado, lo que se especula y es transformado por la interpretación, lo que se digiere...el ojo es gástrico, por él nos alimentamos...en él conservamos hasta el aspecto de los olores en conjunto, en él permanece la memoria del tacto, de la piel suave de las piedras que a su vez  las constituye ásperas, abrasivas... como el ojo...porque es la misma esencia, la piel y el centro de la carne de las piedras...sus músculos son como de hierro...como el ojo...
Solté la linea que había trazado, simplemente la usé para transportarme desde los dos ángulos asibles de la imagen, por ella me transporté para recorrer el espacio. 
Justo en ese momento pestañaste y pude irme.

(Respuesta de una amiga a una inocente foto de mi ojito mirón)

*Olga Orozco, fragmento de "Con esta boca, en este mundo"

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