lunes, 19 de julio de 2010

Límite

Solea el sol y se lleva los restos de sombra que ha dejado la noche.
Los carros de caballos recogen, puerta por puerta, la basura.
En el aire tiende la araña sus hilos de baba.
El Tornillo camina las calles de Melo.
En el pueblo lo tienen por loco.
Él Ileva un espejo en la mano y se mira con el ceño fruncido.
No quita los ojos del espejo.

-¿Qué hacés, Tornillo?
-Aquí -dice-. Controlando al enemigo

Eduardo Galeano, Las palabras andantes
Fotografìa de Chema Madoz

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