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Henri Matisse. Fotografía de Henri Cartier-Bresson |
"Corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente"
Juan Gelman, prólogo a "Poemas de batalla", 1998, de Urondo
Como bola sin manija
puedo ir para un lado puedo ir para otro lado encontrar estuarios pálidos cisnes quietos buques mansos que como a las nubes me llevan de un lado para otro lado puedo dar con lugares apacibles o sombras excitantes la primera piel de una mujer el aroma de una mujer el sonido de una fiesta puedo beber de cierto cuidado y enfermarme levemente y sentir en las sábanas el olor del sol puedo llegar a tener suerte en el juego y en la vida puedo cambiar de vida y de nombre puedo peinarme de otra manera y vestir como nunca lo hice puedo sorprender ser irascible o piadoso comprensivo con las mujeres o despiadado con sus increíbles sentimientos puedo como antaño volver a enamorarme puedo padecer por un vago recuerdo o tirar todo por la borda o no soportar la memoria –hoy te he recordado vagamente– puedo reír y cantar divertir a la gente y esperar a que todos estén completamente locos y ya no parezca tan divertido puedo envejecer y enmudecer para siempre y decir palabras sin mayor fundamento puedo gozar de placeres fáciles y complicados –eras alta antes de conocerte y hoy no he recordado tu nombre y pienso que otro día podré humillarlo– puedo tener rasgos bondadosos arranques de conmovedora caridad puedo echarme a perder o tener más hijos como si ofreciera el más estupendo y bonito de los mundos posibles puedo ambicionar una amplia fortuna hasta puedo trabajar o pensar en el as de oro o seducir a una adolescente frágil-como-un-pétalo-de-agosto puedo hacer viajes exóticos morder la espesura de un follaje jugar mi vida por unos diamantes impuros o por lánguidos ojos saturados de sabiduría puedo emborracharme aquí o en el extranjero y caer exhausto en la turgencia de un muslo o en el filo de una dudosa alcantarilla puedo investigar o escribir luminosos párrafos que abrirían por sí el futuro puedo ser un intelectual responsable o desaprensivo firmar o no firmar traicionar o jugar a la lealtad puedo ser adorado puedo ser odiado tener amantes distintas en su belleza singulares en sus caprichos o no tener a nadie y no guardar un solo recuerdo puedo rechazar la ternura o mendigarla como hace unas horas puedo vivir alternativas viejas o recientes fáciles y peligrosas puedo elegir mi destino aunque no sepa darle forma adecuada ni por dónde empezar puedo imaginar el tiempo que desconozco luchar por esa o por otra dulce aspiración puedo olvidar –hoy no he podido recordar tu nombre– de la memoria puedo imaginar las interminables apuestas y sus mañas de vieja tramposa puedo no pensar en que distribuye los signos de ese futuro tangible y ajeno |
Francisco "Paco" Urondo, "Nombres"
Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Joan Coromines
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